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Anónimo {{'2022-09-10T16:29:00.000Z' | moment 'DD/MM/YY HH:mm'}} /#/ 3244

¿Como no vi este hilo antes?
Unos meses antes de la pandemia conocí un hebe en mi instituto, ella era muy agitada y ruidosa, casi que me caía mal, pero me parecía guapa y me gustaba lo coqueta que era conmigo. Un día mientras regresaba a mi casa me la encuentro de camino, como cierta parte de nuestra ruta era similar la acompañe mientras charlábamos, sin querer me enteré de toda su vida, resulta que su madre y padrastro eran tremendos fanáticos religiosos sobre protectores, no la dejaban salir con chicos, cortarse el pelo, salir de noche ni usar ropa negra, ya saben, de esos que relacionan el anime con satanás, un martirio para ella porque era otaku de closet.
Estaba tan vigilada que las veces que veía series o animes tenía que hacerlo a escondidas, igual con sus llamadas por teléfonos y sus amistades sin hablar de su sexualidad. En ese punto me di cuenta que todo lo que hacia en el instituto era su “desfogue” y poco a poco llegamos a simpatizar, nos llevamos tan bien que empezamos a regresar juntos todos los días, ella se soltaba conmigo contándome todos sus problemas aparte de generar cierta tensión entre nosotros hasta el día que me confesé y fuimos novios a escondidas. Acá viene lo bueno.
Al principio solo nos dábamos besos, casi nunca le metía mano porque siempre nos veíamos en parques o lugares públicos aunque ella nunca se quejaba de eso, era tan rico cuando nos desviábamos del camino y nos escondíamos debajo de un puente a besarnos con lengua, ella solita me restregaba su coñito en leggins en mi verga sin despegarse de mi boca, con el tiempo también empecé a pedirle nudes, aunque le avergonzaba me los mandaban, no eran la gran cosa, pura foto en calzón de abuela pero me encantaba ver lo cachonda que estaba, me encantaba esa combinación entre tierna y hormonal.
A más meses cumplíamos más caliente ella se volvía, me confesó que a veces llegaba a casa tan caliente que esperaba a que sus padres estén ocupados o salieran para poder tocarse, además, también empezó a ver hentai, masturbarse por las noches y dejarme manosearla a mis anchas. Ella no tenía muchos atributos, pero estaba desarrollada, de ver su carita de nerd toda sonrojada cuando amasaba su culito firme me ponía durísimo más porque lo hacíamos en público, aunque a escondidas. Con el tiempo se volvió rebelde con sus padres, llegaba tarde a casa por pasar por la mía para que le chupara las tetas y la tomara del cabello mientras le daba arrimones.
En menos de 6 meses me había mostrado su lado masoquista, se retorcía cuando la mordía y le dejaba huellas en su cuerpito pálido, sobre todo le encantaban las nalgadas. A veces nos calentábamos tanto que me dejaba masturbarla sobre la ropa hasta hacerla acabar dejándola con las piernas temblando.

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