
Version 0.2.5
Sorprendida por el tamaño, consiguió sacar del calzoncillo aquel cipote que era mucho más gordo que el mÃo. No era impresionante tanto por longitud, sino por esa anchura desproporcionada.
— Saca la lengua –ordenó, y ella obedeció.
Lo empezó a masturbar con una mano mientras con la otra le acariciaba sus enormes testÃculos, golpeando el glande cubierto con el prepucio contra su lengua de serpiente. Hasta yo olÃa el pestilente olor que desprendÃa aquel miembro. Se miraban a los ojos, pero él no tenÃa paciencia para juegos.
Lo vi claro desde el principio: No querÃa disfrutar de una ‘’chupadita’’, sino que querÃa verla destrozada. Y con esa aura sádica, la agarró de la nuca y la hizo mamársela bien hondo.
``Cof, cof´´ tosió Nicole con la polla clavada en su garganta. Pequeños hilos de saliva salieron volando contra su vello púbico, aguantó unos segundos asà hasta que él la hizo retroceder.
— Escupe –Soltó un pequeño y tÃmido hilo de saliva, a lo que él insistió-. La quiero bien babeada. Escupe bien.
Soltó un burbujeante salivajo sin dejar de masturbarlo, dejándolo caer sobre el glande.
— Mete la lengua aquÃ… -le indicó. Y Nicole, dejándome impresionado de lo sumisa que estaba resultando ser, trató de meter la lengua entre el glande y el prepucio. Lo empezó a bajar con los labios hasta dejarlo totalmente al descubierto.
Entonces, la agarró de nuevo por la nuca y empezó a follarse su garganta.
— Asà me voy a follar tu coño. Bien duro y sucio… Y asà de mojado va a estar tu coño –le prometió justo cuando clavaba su glande contra su esófago-. Agghh… PodrÃa correrme solo con follarme esta boca infiel.
Mi novia empezó a poner los ojos en blanco, poniéndose morada. Volvió a toser y más hilos de saliva se acumularon en ese vello púbico. El rÃmel se le habÃa corrido por completo, y sus parpados estaban negros como los de un mapache, algo que la hacia ver incluso más sexy si cabÃa.
El intruso la volvió a soltar, pero antes de permitirle ponerse en pie, le hizo gozarle de una buena comida de testÃculos. Mi novia enterró la boca entre los babeados testÃculos, con la polla botándole sobre la nariz y entre los ojos. Debatiéndose entre la necesidad de dar bocanadas de aire y continuar comiéndole las pelotas. Entonces él la hizo reincorporarse y con la polla tiesa, se encasquetó el condón en un momento tras sentarse.
Nicole no se quitó la falda, ni se quitó el tanga. Se lo hizo a un lado y empezó a descender montada sobre él. Puso cara de dolor, mordiéndose la comisura del labio.
Lo vi agarrarla de las caderas y hacerla caer en picado, logrando hacer que lo abrazase y abriese la boca completamente ida.
Le habÃa prometido a Nicole que no intervendrÃa, por eso, quizá, por el hecho de tener más palabra que ella no llegué a hacerlo. Mi novia empezó a botar sobre él, reprimiendo sus gemidos.
La conocÃa lo suficiente para saber que lo hacÃa por mÃ, para que no la viese disfrutar tanto… Pero los gestos de su cara la delataban. Cuando la clavaba hasta el fondo, abrÃa la boca como si fuese a gemir y fruñÃa el ceño; cuando extraÃa centÃmetros de verga, se mordÃa los labios antes de volver a dejarse caer. Sus nalgas retumbaban sobre esos enormes testÃculos.
— Vamos a hacerlo sin condón… -le susurró él al oÃdo, como si yo no pudiese escucharlo.
— No… Acuérdate de lo que acordamos –murmuraban, como si no estuviese.
— Venga…
— Que no…
Intentó besarla para convencerla; mi pareja lo evitó. ConocÃa a mi novia y sabÃa que estaba demasiado cachonda como para pensar. ¿Iba a traicionarme de verdad? ¿Tan fácil?
Sus besos subieron por su cuello hasta llegar a las mejillas, pero ella se apartó de nuevo.
— No…
— Lo estás deseando.
— Solo sexo… -gimió…
Al llevar él el pantalón puesto, no habÃa ese caracterÃstico ruido de aplauso. Aún asÃ, el ruido que hacÃan al follar me molestaba. Y de repente, sin venir a cuento, la apartó de sà y ella salió de su trance.
— ¡Ay, chamito…! ¿Por qué la sacas?
— Oye –dijo dirigiéndose a mà e ignorándola a ella-. Asà no puedo follármela bien. Nos estamos preocupando más porque no te rayes y no estamos disfrutando. Me la llevo a tu cuarto. No nos molestes.
DeberÃa haber sido ella la que tendrÃa que haberse negado o hecho dicho algo, lo que fuese. En lugar de eso se dejó arrastrar hasta mi habitación, echando la vista atrás para mirarme… ¿Lo más irónico de todo? No cerraron la puerta, sino que la dejó entreabierta.
Me levanté del sofá y los seguÃ, mirando a través de la puerta y viendo como la tiraba a la cama, boca arriba y abierta de piernas.
— Déjame follarte sin condón, anda. Lo vamos a disfrutar los dos mucho más.
— Te he dicho que no…
— ¿Por qué no?
— Porque se lo prometà a Pablo.
— ¿La quieres dentro? –preguntó de repente, Apartándose a un lado de la cama y metiéndole tres dedos. Mi novia susurraba, él no.
— SÃ… Métemela.
— Antes dime: ¿Ahora de quien eres? ¿De tu novio o mÃa?
— De Pablo siempre –pese a lo que decÃa, se notaba que estaba cachonda perdida. Ansiando la polla engomada que tenÃa a dando botes a su lado.
— Si la quieres dentro tendrás que reconocer que eres mÃa.
— No…
— Te he robado a tu novio. Ahora eres mÃa…
— No soy tuya… -desde la puerta pude ver como sus bocas se acercaban más y más con cada cosa que decÃan.
— Ahora eres mÃa...
— No…
— Eres mÃa. Te he robado, zorra. Y disfrutas como la puta que eres.
— Ay, papi… -dijo antes de ser besada de manera asquerosa. La lengua de él se metió dentro de la boca de ella y exploró sus dientes, luchó contra su lengua y por poco llegó a la campanilla. Fue un beso profundo.
— Venga… Solo la puntita sin condón.
— No me vuelvas a besar asÃ…
— ¿Por qué?
— Es demasiado rico…
La agarró del pelo y la besó aún más violentamente mientras se montaba sobre ella y se follaba su vientre como un perro se restriega con la almohada. Nicole agarró la polla como pudo y le quitó el condón fallando varias veces, masturbándolo.
— Otro condón… Este estaba sucio.
— No he traÃdo más condones.
— Te dije que trajeras muchos…
— Solo he traÃdo uno. Déjame meter la punta solo. Eso no es traicionar a tu novio…
— Te he dicho que no…
— Solo la puntita... –repitió él soltando un largo escupitajo contra el clÃtoris de ella antes de clavar el glande entre sus labios. Estaba tan lubricado que el ancho y grueso glande de ese cilindro venoso de carne fue tragado al instante—. Ahora te haré gemir para que tu novio oiga como gozas conmigo.
— Ay, no… –sollozó tapándose la cara con la almohada, justo cuando él la clavaba hasta el fondo. Un estrecho coño siendo penetrado de nuevo por esa colosal polla-. ¡Ayyyyy! –berreó Nicole bajo la almohada, sin poder evitar que la escuchase a la perfección.
Ese cabronazo pareció disfrutar de oÃrla gritar asà de fuerte, quizá sabiendo que estaba mirando. Se la estaba follando sin condón, a mi novia… Me costaba creer que se hubiese rendido tan fácil.
Plas, plas, Plas, plas, Plas, plas… me di cuenta de que él estaba ya sin pantalones. Ella sin tanga… ¿Cuándo se lo habÃan quitado? Ni cuenta me di.
Se la folló un rato oyéndola gemir bajo la almohada, hasta que se acabó cansando y se la retiró. Agarrándola del cuello con ambas manos y asfixiándola hasta el punto de que se puso roja, pero no recuerdo haberla oÃdo quejarse al principio.
`` SÃ… Es más rico´´
`` Pues mañana se nos olvida y no pasa nada…´´
`` Con mi novio tengo unas condiciones para hacer esto y pienso cumplirlas´´
`` ¿Cuáles?´´ –preguntó tras poner muchos emoticonos riendo.
`` Nada de besos con la boca, hacerlo con condón y borrar tu número de teléfono al despedirnos.
`` ¿Y las conversaciones de Whatsapp?´´
`` Ya sabes que por ahà no´´
`` ¿Y porqué por aquà si?´´
`` No sabe que tengo telegram´´
`` Creo que no voy a poder evitar ninguna de las tres cosas… ´´-se burló ese cabronazo, refiriéndose a las únicas tres condiciones que le habÃa puesto a mi novia. Nicole se limitó a reÃrse.
No sabÃa que lo sabÃa, aunque ayer me pareció comprensible que quisiese evitarme el sufrimiento de verla tonteando con otro hombre. Algunas veces, meses atrás, habÃa espiado su telegram y no habÃa visto nada comprometedor… Hasta ese momento.
* Domingo de traición *
Mi compañera de piso –a la que no voy a nombrar-, me hizo el favor de irse con unas amigas porque le avisé que querÃa intimidad con mi novia. Es una buena amiga, y por eso mismo me prometió avisarme si por cualquier cosa tenÃa que regresar antes de la noche. Lo de mi compañera de piso es un caso aparte de lo bien que nos llevamos y que hablaré más adelante, me ha tratado demasiado bien y se preocupa más por mà que la propia Nicole… Aunque como ya he dicho, hablaré de eso más adelante.
Todo esto pasó hace unas diez horas: Eran las doce del mediodÃa, Nicole se estaba acicalando en el baño. Recuerdo que poco antes de que sonase el timbre, la observé frente al espejo acentuando su escote mientras se daba los últimos retoques con el rÃmel. Llevaba una falda negra, corta y ceñida. Cualquiera sabe la fama que tienen las latinas: Son nalgonas y tetonas, pues esa es mi novia. Una morena de piel café con leche de ojos saltones y labios carnosos. Su pelo es negro como el mar una noche sin luna y su cuello parece de porcelana.
Sé que podéis pensar que he tenido mucha suerte, pero cuando veáis como va avanzando lo que cuento entenderéis porque no es asÃ. Estoy enamorado de esa zorra, sÃ. Aún todavÃa mientras escribo esto. Pese odiarla, pese a querer hacerle daño con mis propias manos. No por haberse acostado con otro chico, con ese desgraciado, sino por haberme traicionado de esa manera. Pero me estoy adelantando otra vez.
Llevaba un tanga negro bajo la falda y una blusa ceñida que no conseguÃa disimular sus pezones. No llevaba sujetador y era un poco más alta gracias a los tacones que llevaba puestos.
— ¿Seguro que quieres verlo? –me dijo, sabiendo que quedaba poco para que el otro llegase. Ya no me preguntaba si querÃa echarme atrás.
— No puedo dejarte sola con un desconocido…
— Va a ser raro.
— Sé que la idea es que estés relajada… Pero no puedo, Nicole. No puedo –repetÃ.
— Lo sé… Bastante haces con darme esta oportunidad.
Se acercó y me besó fuerte, con lengua. Marcándome los morros con su pintalabios rojo putón. Sonó el timbre en ese mismo momento, como si aquel ruido quisiese interrumpirnos.
— Recuerda… El condón, nada de besos y…
— Bueno, lo de los besos es lo único que me parece exagerado.
— Esos labios son solo mÃos…
— ¿Y si me besa que le hago? –se echó a reÃr. Era una risita nerviosa, eufórica. Estaba cachonda. OlÃa sus hormonas revolucionadas a pesar de que no usaba perfume. Era ese olor que sentÃa siempre que habÃamos tenido sexo apasionadamente. Volvió a sonar el timbre.
— Ya está aquÃ… Voy a abrir.
Quise gritar que no lo hiciese. Que me habÃa arrepentido, pero no lo hice. Yo mismo habÃa permitido todo eso. Aún asÃ, confiaba en mi novia y en que cumpliese lo que habÃamos acordado.
— ¿Te has puesto asà para m� –Escuché decir a ese estúpido subnormal.
— Sà –le escuché decir con timidez a Nicole.
Oà cerrar la puerta y ambos entraron en el comedor –que era la sala más grande de todo el piso-, agarrados de la cintura. La mano de él, en su culo, mientras que mi novia le pasaba el brazo por encima del hombro.
Era un chico poco más alto que yo, y supuestamente tenÃa dieciocho años. Era corpulento, de gimnasio, y una cara de prepotente que no podÃa con ella. Si ya me caÃa mal sin conocerlo, al tenerlo delante supe que celebrarÃa el dÃa de su muerte.
Se paró frente a mÃ, con mi novia claramente incómoda.
— ¿Qué hay? –me dijo alzando la barbilla-. No quiero malos rollos, pero me voy a follar a tu novia… ¿Lo entiendes, no?
No asentà ni dije nada, lo miré a los ojos. Recuerdo perfectamente como me comenzaron a escocer los ojos y me entraron unas ganas incontrolables tanto de llorar como de darle un puñetazo. Se me humedecieron los ojos, y eso enterneció a mi novia, aunque no llegué a derramar una sola lagrima.
Me encogà de hombros.
— Se me ha ocurrido una idea… -musitó Nicole, acompañando al intruso hasta el sofá. Me hizo un gesto con la mirada para que me sentase junto a ellos.
— He pensado… -empezó a decir- que no es justo para Pablo todo esto… Asà que lo haré con los dos.
En ese momento me sentà bien, irónicamente. Estaba a punto de ver follada suciamente a mi novia –y lo sabÃa-, y me alegré por el hecho de que se preocupase por mÃ. El invitado soltó una risotada y negó con la cabeza.
— Yo no comparto lo que es mÃo. No te rayes–me dijo dirigiéndose a mÃ-, pero ahora es mÃa. Te la estoy robando por un dÃa.
Una vez dicho esto y sin darle tiempo a mi pareja para responder, la nalga por encima de la minifalda y la hizo girar, montándosela sobre sus piernas con su trasero sobre su entrepierna. La falda no daba de sÃ, asà que solo su tanga separaba su vagina de la cremallera del pantalón.
— Si quieres hacer este experimento bien, tienes que olvidarte de tu novio… No me gusta compartir –Aseguró antes de empezar a morderle el cuello. La vi abrir la boca y reprimir un gemido, mirándome a los ojos de refilón. Mantuve mi cara de póker, de hecho… No sabÃa que cara poner.
Lo vi manosear ese culo del que estaba tan orgulloso y que consideraba de mi propiedad. Sin ningún tipo de reparo, le corrió la falda hasta la cintura y dejó el tanga entre sus dos nalgas jugando con él sin dar tregua a Nicole.
Jugó con el hilo de la prenda, introduciéndolo en su coño… Reconozco que me incliné, y vi su coño carnoso completamente brillante con el hilo tenso entre sus labios. Él, cuyo nombre desconocÃa, babeaba con pasión el delicado cuello de mi novia. Sus manos tan pronto estaban en su culo como en sus tetas, haciéndola cerrar los ojos. Lo vi agarrarla del pelo, haciéndola mirar al techo y reprimir un gemido mientras restregaba su sexo contra el bulto que habÃa entre sus piernas…
— El condón…
— ¿Tan rápido?
— No puedo más…
Como inciso he de decir, que mi novia, tan orgullosa ella… En todo un año nunca, repito, nunca me habÃa suplicado que se la metiese. Era cierto que yo no me hacÃa derogar, pero me molestó mucho oÃrsela rendir tan fácil.
— ¿Qué quieres?
— Que me la metas… -musitó Nicole ruborizada mirándome de pasada.
El bastardo se sacó un único condón del bolsillo. Solo uno… Y eso definitivamente me creó mucha desconfianza. Lo normal serÃa que Nicole, al ver esto, preguntase porque traÃa o sacaba solo uno pero no hizo comentario al respecto.
— Antes me la vas a mamar, perra –le ordenó, tirando el condón al asiento del sofá. La agarró del pelo, con desprecio, y la hizo arrodillarse a sus pies. Forzándola a mantener la mejilla aplastada contra el pantalón de él mientras de manera incómoda le quitaba la cremallera.
>>5422
Si bro, tambien me paso, pero lo mejor en no hecharle mente al asunto por mas morbo que te de. Si es por eso mejor intentalo con otra tipa pero ya volver con esa no vale la pena.
>>15537
si y no negro , ay un par de videos cortos pero no son de ella son para promocionar a la hermana , que si bien se anima a mas mostrando hasta el alma , la genetica no la agracio como a la sylveon literalmente es como la foto de abajo
tremenda yegua quien es ? alguien .....
>>63583
TREMENDO DIOS MI REY BUMP PARA QUE SUELTE MASSSS
>>45551 (OP)
Bueno OP pero tu si eres tremendo pajuo, para que las sacas de tu sabes cual pagina ? borra esta vaina y no le digas a nadie
>>24376
Tremendo autismo tienes.
>>11065
joder menuda cacho cerda. Me encanta.
Mi primera experiencia y también con la que perdà mi virginidad fue con la prima adulta de mi en ese entonces mejor amigo.
Recuerdo que ocurrió cuando tenia 15, en ese entonces solÃa salir de fiestas los fin de semana donde mis amigos y habÃa venido la prima del principal.
Era una chica de unos 27-29 aproximadamente. Rubia, buen culo, pechos medianos, pero muy bien arreglada. Le gustaba andar con nosotros y llevarnos para varias partes, a veces se embriagaba y mi amigo manejaba, con el tiempo le fui conociendo y ella empezó a demostrar un interés mas allá de la amistad. En ese entonces tenia el atractivo que me daba la edad, esa "ternura" que se esfuma una vez pasas la pubertad. Incluso siendo mi amigo quien me señalaba esto de la chica le parecÃa lindo, trataba de ignorarlo puesto que, bueno era la prima de mi amigo. Un dÃa, que estábamos todos en casa de el, estuve esperando en la habitación de mi amigo, no recuerdo bien que cosa habÃan ido a comprar y me quede con ella, su mama y su tÃa. Esta chica apareció y me empujo a la cama de mi amigo me levanto la playera y me lamio el costado del torso, en lo que sale al escuchar que se acercaba alguien. Esa misma noche, salimos todos juntos como siempre. Pero, esta chica, no querÃa estar en la fiesta, de hecho varias veces la vinieron a buscar, dado que nos encontrábamos en su 4x4 hablando de la música que le gustaba. Nos fuimos de allà hacia mi casa dejando a todos en la fiesta, la chica, tenia una hija pequeña que dejaba cuidando en casa de mi amigo, por lo que, pasara lo que pasara, no debÃa tomar mas de 2 horas como mucho. Llegamos a mi casa y me obligo a que entráramos, puesto que yo solo querÃa estar en el auto. Entramos, ella estaba vestida con un jeans que le marcaba bien el culo y las piernas, llevaba botas y una chaqueta, era muy linda y yo un simple pendejo "tierno" con mas suerte que cerebro. Para que decir que me hizo en esa hora que estuvimos. Me lamio como perro, me aplasto la pelvis a sentones, me hizo entender que era un mito que las mamadas no excitaban. En general no pude hacer nada por mi parte, mas que lo que me pedÃa ella. La mejor cogida que tuve hasta ahora. Recuerdo que al otro dÃa, desperté con una sensación de realización, como, si mi alma hubiera sido purificada o algo por el estilo, me sentà muy muy bien esa mañana, es de lo que mas me acuerdo. Paso el tiempo, y entendà después, que la chica estaba en sus últimos meses de libertad puesto que se casarÃa con un extranjero. Solo, querÃa divertirse lo mejor que pudiera. Aunque eso significara cogerse a un niño teniendo casi el doble de edad. No lo se, solo se que lo disfrute mucho y no me quejo de nada ahora que mis encuentros son tan lejanos uno de otro.