
Version 0.2.5
>>817
Supongo que podríamos seguir sin OP, pero necesitaríamos que más negros tomen el lugar de las monas.Me quede con ganas de empreñar a la chica vaca
>>582 (OP)
Solo tengo que comentarte que es una de las protagonistas de doki doki literature club, rn la rule 34 hay toneladas de porno de ella... Se llama yuri
Bump
BUMPPP MAAAAS
>>727
Pues si lo parece ¿y si hacemos esto si un Op? digo, batalla entre la chica y el goblin directamente
Ahi va mi aporte
Parte 2.
Se subió a la cama con la bolsa, la colocó a un lado, y admiró a mi hermana unos segundos. Le bajó lentamente el cierre de su sudadera y se la quitó, dejándola sólo con un brasiere deportivo que le marcaba lo pezones. Inmediatamente se lo sacó y la dejó en topless: las tetas de mi hermana eran pequeñas y un poco caídas, pero estaban coronadas con unos buenos pezones rosaditos. Yo estaba fuera de mí; me había imaginado muchas veces los senos de mi hermana, y ahora estaban frente a mí, listos para hacerles lo que quisiéramos. Y Mauricio no perdió el tiempo: de inmediato se puso a lamerlos y chuparlos con placer, pellizcándole los pezones para que se le endurecieran. Yo fui rápido por unos hielos y se los pasamos por encima, poniéndolos puntiagudos y listos para todo. A Mauricio le gustó torcérselos, haciendo que mi hermana emitiera un pequeño quejido entre sueños, pero no se despertó: claramente estaba sintiendo lo que le hacíamos. El hombre me confesó que, si hubiera llevado a cabo su plan original, no hubiera sido tan cuidadoso; de verdad le traía ganas a mi hermana.
Por eso, antes de continuar, abrió la bolsa y sacó su contenido: una mordaza de boca abierta, un antifaz de cuero y una especie de muñequeras del mismo material. Yo vi fascinado cómo le colocaba la mordaza a mi hermana, que la forzó a mantener la boca bien abierta y le amarró las muñecas con firmeza por detrás de su espalda. Estaba en claro que lo que Mauricio quería es mi hermana fuera su esclava, e iba a cumplir esa fantasía ese día. Por último sacó el frasco de cloroformo y una gasa, en caso de que mi hermana se despertara o la necesitáramos dormir más tiempo. Yo no pude más que felicitarlo.
Mauricio entonces me pidió que le quitara los tenis y los calcetines a mi hermana mientras se desabrochaba el pantalón y se los bajaba. De inmediato me di cuenta por qué necesitaba abrirle tanto la boca: tenía un mástil enorme, largo y grueso, completamente erecto, listo para la acción. Jaló a mi hermana hacia él para sentarla, la abofeteó con la verga varias veces, se lo restregó por los labios, y poco a poco se lo metió en la boca, hasta llegarle a la garganta. Mi hermana sólo emitió algunos quejidos ahogados mientras Mauricio le hacía la cabeza hacia atrás y hacia adelante, jalándola del cabello, forzándola a que lo mamara.
Era todo un espectáculo; yo sólo veía la cabeza de mi hermana ir de un lado a otro, mientras Mauricio gruñía de placer, llamándola “puta” y diciendo que esto era justo lo que quería. La mejor parte fue cuando le sacó la verga de la boca, quejándose de que estaba muy seca, y le escupió varias veces adentro, antes de continuar. Mencionó cómo le gustaba la sensación de los dientes de mi hermana el glande en cada metida, y poco a poco fue aumentando el ritmo, restregándosela por dentro de los cachetes, y tratando de llegar lo más profundo a su garganta. Yo noté cómo a mi hermana se le estaba poniendo la cara roja, quizá porque le costaba respirar, y le pedí al tipo que se calmara un poco, ya que estaba dándole unas embestidas bastante agresivas a su boca. Me respondió que lo esperara, que estaba a punto de terminar, y comenzó a darle más y más fuerte, hasta que por fin soltó un enorme gruñido y se vino en su boca y en su cara.
Cuando terminó, a mi hermana le chorreaba una enorme cantidad de semen por la cara y la barbilla, y jadeando un poco, Mauricio la inclinó hacia adelante para que no se ahogara con tanta leche, que le escurrió por el pecho entre las tetas. Al final Mauricio le restregó los huevos sobre la cara, gimiendo de placer, hasta que la soltó y ella cayó de espaldas sobre la cama, también jadeante después de que una verga le estuvo cortando la respiración todo ese rato.
El viejo se levantó con las piernas un poco temblorosas, quitándose el pantalón, diciendo que necesitaba un momento para recuperarse, y que este primer round había sido increíble. Yo me subí a la cama y le quité la mordaza a mi hermana para limpiarla, pero ver cómo algo de semen le escurría por las comisuras de los labios me excitó tanto, que antes de comenzar le tomé varias fotografías a su cara toda mequeada.
Mauricio, por su parte, se paseó por el cuarto de mi hermana, desnudo de la cintura para abajo, abrió las puertas de su clóset y se puso a esculcar su cajón de ropa interior. Así que mientras yo usaba unas toallas húmedas para limpiarle el semen de la cara y la boca, Mauricio fue sacando varios panties y brasieres, oliéndolos y comentando sobre ellos. Nuestro favorito fue una pequeña tanga negra, semi-transparente, que estaba hasta el fondo del cajón. Mi hermana era soltera y seguramente hacía mucho tiempo que no los estrenaba; apenas y alcanzarían a cubrirle la raja. Mauricio se masturbó con ellos, excitándose de nuevo, mientras yo aprovechaba para meterle mano a mi hermana, pellizcando sus pezones y acariciándola entre las piernas, hasta que Mauricio anunció que estaba listo para el plato principal. Me dijo que le pondría la tanga una vez que la desnudara, porque le daba muchísimo morbo cómo se vería, y se la cogería así.
Le desamarró las manos y se las ató por enfrente, para poder acostarla bien, y le puso el antifaz de cuero; si se despertaba, no nos alcanzaría a ver antes de drogarla de nuevo con el cloroformo.
Así, sin esperar más, Mauricio comenzó a recorrer todo su cuerpo con las manos, bajando desde sus senos, por su abdomen y cintura, y hasta bajar por sus muslos, que le apretó con lujuria. Mi hermana, inconsciente, sólo se dejaba hacer, ajena a la tremenda cogida que estaban a punto de darle. Mauricio siguió hasta los pies de mi hermana y comenzó a besar uno, bajando poco a poco los labios por su pierna, hasta llegar al final.
Encorvado sobre ella, lentamente, disfrutando cada instante, comenzó a bajarle sus pequeños shorts de licra, con todo y ropa interior. Se me puso durísima en ese momento mientras Mauricio dejaba a la vista la vagina de mi hermana, que estaba cubierto por un triángulo de vello muy fino, como si llevara varios días sin depilarse, y descubrimos que tenía un pequeño tatuaje de mariposa justo en la cadera.
La admiramos unos momentos, en todo su esplendor: nunca vi mejor a mi hermana, indefensa, inconsciente y para nuestro entero capricho. A aproveché para sacar un par de fotos. Por fin tenía a mi hermana completamente desnuda frente a mí, era todo un sueño y quería recordar cada instante. Mauricio arrojó los shorts al piso, atontado, y se relamió los labios. Se agachó sobre ella y le abrió las piernas todo lo que pudo, comenzando a lamerla. Ella gimió suavemente de placer mientras aquél sujeto se la comía, y Mauricio la levantó un poco para pasarle la lengua de la vagina hasta el ano. Recogí los shorts del piso y saqué de ahí la ropa interior de mi hermana; unas pequeñas panties de Hello Kitty que olfatee con gusto.
Por su parte, aquél sujeto agarraba ritmo, como un perro en éxtasis. Le metía la lengua a mi hermana en la vagina, jugaba con su clítoris y le apretaba los muslos y las nalgas. De vez en cuando bajaba la lengua para pasarla sobre su esfínter anal: un pequeño agujero apretado que a todas luces era virgen. Le había prohibido a Mauricio que la sodomizara, pero no era porque no tuviera ganas de ver eso; de verdad me preocupaba que pudiera lastimarla seriamente, pero eso no evitó que comenzara a imaginar qué podría hacer para estrenar el ano de mi hermana.
Pensé en las fotos que había bajado de su computadora. ¿Y sí…?
Un gemido de placer de Mauricio me sacó de mis pensamientos. Se había puesto un condón y abofeteaba la entrada de mi hermana con su enorme verga, saboreando la anticipación de cogérsela. Me miró como pidiendo permiso y yo asentí: a eso habíamos venido...
Continuará.