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Anónimo {{'2024-07-12T14:01:00.000Z' | moment 'DD/MM/YY HH:mm'}} /#/ 5250

>>5062 (OP)
Tengo una historia similar pero es tan larga que la voy a resumir

A los 19 mi tío me dio chamba en su corral atendiendo y administrando toda la merca que salia desde huevos hasta cabezas de ganado que pasaban por inventario. Parte de la chamba era que todos las ventas fuertes tenían que ser firmadas por mi tío o algún encargado, en ese momento ya tenía más de medio año trabajando y me conocía a los clientes, uno de ellos era el dueño de un restaurante y su esposa que siempre hacían compras de casi 1200 dólares cada 15 días aprox pero las cosas cambiaron cuando empezaron a mandar a una encargada porque no llevaba ni a 1000 dólares en compras, así por 2 meses hasta que un día la chica me llamó a mi número ( intercambiamos números porque coqueteabamos ) casi a media noche con la voz rota intentando no llorar diciendo que la sacará de un aprieto

Le tuve que sacar la información de a pocos porque se contradecía y cambiaba la historia cada vez que me la contaba, en resumen estaba robándole a su jefe quedándose con el dinero que no gastaba en compras, con decir que en el corral de mi tío había echo más de 800 dólares ( y a saber cuánto dinero había echo con otros mandados), pasó que su jefe ya la había amenazado con llamar a la policía y Susan (así se llama ella) le mintió a su jefe diciendo que pediría las facturas del corral para "corroborar" que no había robado. Lo que Susan quería era que imprima facturas falsas y las firme mi tío, lo que ella no sabía era que yo también podía firmarlas así que me hice de rogar para cobrar ese favor en carne.

Le dejé claro que si ella ponía de su parte a la mañana siguiente le hacía el favor y nos encontrábamos a medio día, Susan aceptó apesar que se lo dije con malas intenciones como si fuera la cosa más normal. Cuando nos encontramos yo ya tenía los recibos firmados en un sobrecito, ella llegó al punto antes que yo y contrario a lo que esperé estaba tranquila hasta sonriendo. "Gracias, me salvaste ...¿Y a dónde vamos?" Me dijo como si nada, aunque me tomó frío no me eché para atrás a mi oportunidad dorada, me la llevé a un motel, ahí nomás me cobré el favor y lo que más me jodió de todo era verla disfrutarlo porque Susan cooperaba para todas las poses hasta me dio sentones, sin duda de mis mejores polvos.

Luego de ese encuentro la listilla me ignoraba o era fría las veces que pasaba por el corral a mi se me fue la boca y le conté lo vivido a un amigo que me aconsejó seguir aprovecharme que le suelte nalgadas o agarrones de tetas, obvio lo hice aunque al comienzo sentía cierta culpa o miedo de que me acuse con mi tío, ya para terminar la historia desde que cogimos hasta la última vez que nos vimos no supe su edad verdadera si no fuera por el dueño de del restaurante. Resultó que Susan tenía 26 pero la maldita se veía tan joven que juraba por dios que no tenía más de 22 además que no tenía hijos y estaba súper flaquita y plana

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