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Anónimo {{'2024-06-02T18:53:00.000Z' | moment 'DD/MM/YY HH:mm'}} /#/ 5144

La segunda experiencia ocurrió ese mismo año, a lo mucho unos meses después, me sentía muy confiado por lo vivido con Ale y así como ya tenía en mi lista a las vecinitas de mi abuela también tenía el ojo bien puesto en Andrea de 16, personalmente siempre preferí los traseros sobre las tetas pero Andrea era una gordibuena con pechos muy provocativos, unos pechos que no hacían más que crecer desde la primera vez que noté sus atributos, la veía muy seguido por ser amiga de mi hermana, además ya nos habíamos hecho ojitos en varias ocasiones y días antes de la experiencia me aventuré a pasar más tiempo con ella para que las cosas fueran naturales porque ya me había decidido a arriesgarme, solo tenía que esperar el momento indicado para actuar
La situación se me presentó regresando de estudiar, Andrea y yo habíamos coincidido caminos para ir a mi casa ya que ella visitaría a mi hermana, esto ya había ocurrido antes, pero esta vez cambiaría el final, ya en mi casa la hice pasar para que esperara a mi hermana, ella salió a atenderla e hicieron sus cosas, mientras aproveché para darme un baño y acomodarme como un galán, bien peinado, perfume y con ropa fresca. Cuando terminé pasé por la sala y le dije a mi hermana que le llevara algo de comer a mi papá en su trabajo, discutimos brevemente por ello hasta que aceptó, cuando se estaba por ir saqué dinero del bolsillo diciendo que vaya en mototaxi para no hacerlo esperar, obvio que saqué el dinero exacto para solo el pasaje de ida de una persona “que Andrea espere acá, igual no vas a tardar”, la apuré para que no le diera chance de responderme y se marchó.
Sentí un pequeño temblor en el cuerpo cuando vi las piezas se acomodaban, prendí la tele e invité a Andrea a verla, empezamos a cambiar los canales buscando algo interesante mientras la presión del poco tiempo, no más de 20 minutos, que tenía para hacer de las mías me martillaba la cabeza. “¿me ayudas a buscar mi cargador?” pregunté, ella aceptó, la llevé a mi habitación y nos pusimos a disque buscar, en eso ella me dice que era raro que estemos los dos solos en mi casa y en mi habitación “¿tienes miedo que pase algo más? ...igual y nadie se entera” le dije creyéndome galán de novela mexicana, su cara de sorpresa me dijo todo, su nerviosismo encendió el mío cuando me preguntó si bromeaba o iba en serio, intentando no salir de mi personaje me le acerqué para decirle “lo que pasa acá se queda acá”, siendo sincero sentí tremenda vergüenza ajena al dármelas de don Juan pero no conocía otro modo, la tomé de la mano y acerqué mi rostro al suyo, ella siguió congelada y nos dimos un pico.
Su rostro fue de sorpresa con ingenuidad como si dijera “¿el cojudo me acaba de besar?” me hizo soltarle la mano y actué como si nada, ya le había dado un beso al menos, Andrea se quedó muda por un rato “¿no te gustó?” dije, “no, no es eso solo que… no me lo esperaba” no la pensé, como siempre me ganaron los impulsos, le volví a dar otro beso pero esta vez ella me puso las manos en el pecho casi empujándome, “ya! ¿te gusto o no?” me preguntó, le dije que sí me gustaba aunque no queria pensar en ello, que prefería que fuera secreto. Dentro de mi esperaba no cagarla aunque por fuera fingía tener el control, continuamos con el tema, de lo raro que era besarnos, así hasta que de la boca de ella salió: “que sea un secreto, si tu hermana se entera estamos jodidos”.
Jaque mate, ahora tenía el derecho de sacar cuerpo si las cosas salían mal ya que habia sido idea de ella, me lo tomé con calma aunque seguía nervioso, no jugué más con mi suerte en ese momento así que volvimos a la sala antes de que mi hermana llegara, nos sentamos en el sofá pero nos mirábamos mucho, éramos cómplices de esa estupidez, como mi hermana tardaba en llegar aproveché y le di un par de besos más, mas que besos picos, algo tímidos pero naturales así hasta que mi hermana llegó. Fue difícil disimular la situación con ella dentro así que fugué a mi habitación fingiendo que nada habia pasado. Una victoria más, mi racha estaba empezando

Cuando salí de mi habitación, varias horas después, escuché a Andrea y mi hermana en el jardín, pasé por la cocina y preparé unos sanguches para matar el hambre, de paso les preparé uno a cada una, no era nada nuevo, ya lo había echo antes aunque en ese momento sentí cierta tención, las llamé y pasaron. Mi hermana comió el suyo con naturalidad aunque le pareció raro que le haya metido esfuerzo, Andrea y yo no podíamos quitarnos la mirada mientras comíamos, era muy obvio lo que pasaba así que volví con el plan fuga, poco antes de regresar a mi habitación ella preguntó si así sería siempre, “haces un gesto bonito y te vas como si te echaran”, nunca lo había notado pero esa era mi manera de actuar, supuse que esa era su forma de detenerme para quedarme a charlar o que estuviéramos un rato juntos asi estuviera mi hermana ahí, pero el haberme pescado ese defecto me tuvo algo poco tonto así, por lo que me quedé por inercia.
charlamos de todo un poco, nada relevante hasta que mi papá llegó de trabajar y como una de las reglas era que no hiciéramos ruido cuando el quiera descansar nos tocó despedir a Andrea, antes de volver a mi habitación vi a mi papá cansado, sentado en el sillón, sentí como si me juzgara con la mirada, como si supiera lo que había echo, por algún motivo esa mirada cansada de el me hizo poner los pies en el suelo, claro que estaba en racha pero no debía de jugarme el pellejo. Aunque todo salió de maravilla, aquella noche pensé mucho en lo que estaba haciendo y como mis defectos o miedos eran invisibles para mí pero notorios para los demás, estaba con suerte pero debía de perfilar mi modo de actuar

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