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>>376285
Si, habÃa como 50 pibes en un grupo de whatsapp con ella, pero ninguno de los que apareció acá mandó nada más que ese video que ya es viejo, me parece que alguien le pagó para subirlo porque sino no se entiende que no aparecieran más cosas.
>>376149
A perro la tienes en WhatsApp pásalo loco
>>376182
Sabemos que quedan cosas nuevas
HabÃa un pibe que tenÃa un grupo de whatsapp y mandó el video en que garcha con un viejo y decÃa que tenÃa mas cosas.
Tan pronto como se destapó todo lo que Alejandro hizo, se revelaron a todas las amantes que tuvo entre las alumnas, se dejaron escuchar rumores. Quién sÃ, quién tal vez, quién tiene cara de que sà o de que no.
No habÃa alumna ligeramente atractiva que no pasara por sospecha entre los últimos semestres. Pero una de las que confesó estuvo libre de cotilleos fue, justamente, Viviana.
Si bien fue parte de las confesiones, nadie se quiso enterar. Hizo oÃdos sordos la comunidad. Yo lo supe, de hecho, por Elizabeth. La profesora de redacción era confidente de muchas alumnas en temas personales. Novios, familia, hormonas. Ser adolescente y ser mujer, sin guÃa, es jodido.
Viviana era hija de médicos. Su papá es de la capital y su madre era de Sonora. Pelirroja natural, de ese cabello color jengibre. Una niña de casa, muy tierna y de modos un poco cursis. De curvas pronunciadas, unos senos medianos pero no por ello dejando de ser generosos. Sus piernas eran chuleadas, torneadas y gruesas, coronadas con un trasero redondo y digno de las mismas.
Unos ojos almendra, una boquita pequeña de labios carnosos. Sonrisa juguetona pero con brackets. Su ceceo al hablar, asà como risitas de vez en cuando, le daban un dejo de ternura.
Nadie dudarÃa que una chica asà era inocente, pero Viviana estaba lejos de serlo. Es de aquellas chicas que conocieron el sexo a una edad relativamente temprana, descubrieron el encanto de sus cuerpos y les gustó.
No se le conocÃa novio en la escuela, pero iba siempre por ella un chico mayor. Y luego otro. Y otro. Una vez un universitario. Otras veces incluso uno que tenÃa pinta de marino. Siempre más grandes, pero nunca por mucho.
Según Elizabeth fue Viviana quien cazó, esta vez, a Alejandro. No extrañarÃa que supiera de alguien lo que solÃa hacer con otras alumnas, que bajo la mesa y en los rincones se haya hablado de una o más aventuras. Asà que le envió un mensaje. Por WhatsApp. Directo.
-Hola, profesor. Me gustarÃa platicar con usted.
-Dime, Vivi.
-Verá... me siento un poco incómoda.
-¿Conmigo? ¿En mi clase? ¿De qué hablas?
-No se haga, profe. Usted es bien obvio. Bien que le gusta verme las piernas.
-No sé de qué hablas. Pero si te incomoda que vea o algo, puedo tomar distancia.
-No, no es eso. Yo le escribà para otra cosa. QuerÃa que me invitara un café. Se lo acepto.
-No sabes lo que dices. Te puedes meter en problemas.
-Usted también. Y bien que quiere. DÃgame cuándo y yo jalo. Sin miedo.
Era claro que ella sabÃa el juego al que se estaba metiendo. No tenÃa miedo de ser la presa, de ceder el control. De dejarse disfrutar.
Mucha gente los vio juntos esa tarde. No eran melosos y, cuentan, parecÃan un tÃo y una sobrina. Amigos con diferencia de edad. Una charla agradable que no dejaba lugar a sospecha.
Sin embargo, Elizabeth sabe que a Viviana no le gusta ser indiscreta. Incluso con sus parejas es reservada en público. Ligeras caricias, besitos suaves. Sonrisitas, bromas. Pero es en la intimidad donde se deja ser. Donde se libera completamente.
En casa, en la escuela, Viviana es una princesa. Una dama que lo exige todo, que lo pide todo. Quien piensa que por existir merece tener lo que desee, desde una calificación hasta una oportunidad. Tiene razones, por supuesto, era una buena estudiante y no se deja.
Sin embargo, en la cama ella es lo opuesto. Elizabeth me cuenta que al descubrirlo fue incrédula. ¿Cómo una niña tan mimada y de carácter tan fuerte podrÃa ser tan sumisa en la habitación? Es simple, tan pronto llegó a la recámara de Alejandro él marcó su territorio. Besó sus senos, remarcados por unas aureolas y pezones rosados. Los mordió, succionó. Subió entre ellos, llegando al cuello. Con una mordida en la yugular, leve, como un vampiro delicado. Lengua desde la base de la cabeza, recorriendo los tendones. Para, después, bajar de nuevo a devorar lo que habÃa dentro de ese escote color negro, sin sostén.
Una falda de lápiz en cuadros, en una mezcla de atuendo para profesora y alumna de secundaria, cubrÃa sensual lencerÃa de encaje negro. Los ojos enmarcados por bonitos lentes de pasta dura, pero con forma elegante. Labial rosado lleno de ternura.
Y, asÃ, entre besos dulces y venenosos, ella comenzó a arrodillarse. Primero puso, entre sus senos, el miembro ya erecto de su profesor. Después, comenzó a mamarlo despacio. Enfocando sólo en su glande. Y, luego, empezó a besar las piernas. CarecÃa totalmente de voluntad.
-¿Te gusta mi verga, princesa?
-SÃ, mi amor. Está grandota y rica.
-¿La quieres adentro?
-Métame la verga, profe. Métame la verga.
La tomó del cuello y la levantó, casi por la fuerza. La colocó, casi a punto de arrojarla, frente a su escritorio. Ella inclinó su cabeza, levantó sus caderas, dejó al alcance la entrada de su vagina. La penetración fue inmediata.
-A...asÃ, mi amor.
-Te gusta, ¿verdad?
-Mucho... meee... me partes, mi amor
El cabello rojizo, con rulos apenas marcados, era tomado por el maestro con una mano. Primero lo puso alrededor del cuello y, con el mechón restante, lo jaló. Una ligera sensación de asfixia y una total de sumisión invadieron el cuerpo de la joven, quien gemÃa fuertemente.
Las embestidas eran fuertes. Como si Alejandro quisiera lastimar a propósito. Como si fuera una tarea el dejar huella en su útero.
Sólo soltó su cabello para tomar sus caderas y , con nalgadas de por medio.
-Me... estás... violando.
-Te estoy tomando por la fuerza, porque me perteneces.
-Soy tuya, profe. Tuya. Viólame. Viola a tu alumnita.
Ella buscó la mirada de él, siempre, dejando claro quién mandaba. Hasta que se dejó caer sobre el escritorio y, con gemidos apenas perceptibles, se dejó venir en un orgasmo intenso pero callado.
Él la tomó de las manos, las cuales temblaban ligeramente. Al apartarla de su cuerpo, se sentó a la orilla de la cama.
Ella no tardó mucho en, a mitad de su orgasmo, arrodillarse a sus pies. En acariciar, besar y morder sus piernas mientras el profesor se masturbaba para elevar aún más su excitación.
-¿Quieres más?
-SÃ, amor.
-PÃdemelo entonces.
-Dame verga, mi vida. Dame verga, profe.
Ella se sentó sobre él, a la orilla de la cama. La penetración era profunda, mientras ambos se movÃan para hacerla aún más intensa. La boca y los senos estaban al alcance de los labios del profesor. Las nalgas y las piernas estaban a merced de sus brazos.
Viviana gemÃa despacio, pero rico. Con una voz de niña, retorciéndose de placer. Los ojos de la nena se ponÃan en blanco, con la mirada en el techo. De vez en vez Alejandro, normalmente embelesado en sus pechos, bajaba su rostro de la nube para devorarle la boca.
-SÃgame partiendo, profe. SÃgame partiendo, por favor.
-¿Te gusta cómo te cojo, mi vida?
-SÃ, mi amor. Su vergota me encanta. Y ese cuerpo. Sus piernas están muy bonitas.
-Las tuyas son obras de arte, preciosa.
-Por eso siempre llevo falda en sus clases, para que se dé gusto.
-¿Qué más harÃas por mÃ?
-Ir sin calzones para que me coja asà de rico...
Otro orgasmo se apoderó del cuerpo de la nena, quien clavó sus uñas en la espalda del profesor. En otro tiempo eso lo hubiera enfadado, pero ahora era un trofeo esa marca.
Viviana, con dos orgasmos encima, quedó sobre la cama. Casi sin respiración. Con el miembro aún a tope, Alejandro puso una pierna de la chica en cada uno de sus hombros y penetró sin piedad. Los gemidos suaves se convirtieron en casi gritos.
-No puedes escapar, mi amor. Eres mÃa.
-Soy... soy toda tuya. Sólo existo para ser... ser cogida por ti.
Ya sensible, un tercer orgasmo no tardó en llegar al cuerpo de la chica. Uno intenso, con el que gritó y se retorció en los brazos de su amante triunfante.
Él, victorioso, la puso de nuevo de rodillas. Se vino dentro de su boca, con ella degustando cada gota de leche.
Hasta el dÃa de su caÃda, Alejandra y Viviana fueron amantes ocasionales. No se hablaban mucho, salvo cuando acordaban escapar.
Viviana estudia veterinaria. Niña dulce, con modos presuntuosos. Aunque algunos sabemos la sumisión que esconde.
Abrazados en la cama, Andrea me contó de su familia. De lo brillante que es Diana. No sólo en la escuela, sino fuera. HacÃa danza foclórica desde muy chica y estaba por entrar al ballet del Gobierno Estatal de tan dedicada que era. Andy, en cambio, no era tan estudiosa pero era más creativa. Se metió a clases de música y pintura, con conciertos ya en varios lugares y exposiciones en otros espacios. Apenas tenÃa 13 años.
Sin embargo, hubo un tema que llamó mi atención: "el profe de mate" buscaba acercarse mucho a Diana. Era muy amable, pero también un poco encimoso. A Andrea eso no le parecÃa tan adecuado, pero parece ser más un tema de actitud que de peligro.
Las mujeres saben. Más una como Andrea, que seguro lidia dÃa sà y otro también con gente más cabrona que bonita queriéndole meter la verga. Yo estoy idiota, pensaba en que Linda era demasiada pieza para Alejandro. Tanto que no serÃa tan pendejo para buscar al alguien más.
Ambos estábamos equivocados. Yo en no ver la señal, en dejar ese tesoro que ya tenÃa.
-Yo creo que no tenemos que repetir esto, Andrea. No estarÃa bien para la niña.
-Sólo te pido que no seas pendejo y que nadie se entere. Quiero esa pinche verga y esa boca para mÃ. Mientras no me metas en un desmadre, mi pucha te está esperando.
No tuvo que decir más, volvà a comenzar a besarla al punto de que nos calentamos de nuevo. Mi verga estaba parada y ella pidió que le demostrara que ella era mÃa.
Hice lo primero que se me ocurrió para exhibir dominio: romperle el ano. Le metà la verga de una sola embestida, sin preocuparme nada. Andrea gritó, manoteó, quiso soltarse. Pero nada.
-You belong to me, slut. Your ass is mine. Your body is mine. You belong to me.
-Hijo de puta, mi culo.
-Me pediste que te demostrara que me pertenecÃas. Bueno, tu culo es mÃo. Y tú también.
-SÃ, teacher. Soy tuya. Mi culo es tuyo. Para eso estamos las putitas, para que nos rompan el culo.
Me vine, sin condón, dentro de su ano. Ella también tuvo otro par de orgasmos antes de quedarnos dormidos. Las niñas estaban con su papá, asà que nadie se preocupó por volver a casa. Sólo una llamada de buenas noches, sin decir que yo estaba ahÃ.
Fuimos amantes por mucho tiempo. Cada que las niñas iban a visitar a su padre, nos escapamos para tener sexo. Ella era una maestra en lo suyo y le daba guerra. Dominante natural, pero le gustaba ponerme a prueba con el fin de que yo la domara. Lograrlo era recompensado con orgasmos sucios y demoledores.
Diana se inscribió en la preparatoria y le di clases. Era divertido ver sus trabajos con dibujos de anime en los márgenes, sintaxis y ortografÃa perfectas. Elizabeth se habÃa convertido también en una profesora cercana, como dos fans de las cosas raras...
...y también estaba Alejandro. Buscando un resquicio, una apertura para hacerla suya. Lo consiguió.
Alejandro es un cabrón, pero es un genio que conoce a las mujeres que le vienen bien. Utiliza sus defectos, sus puntos flacos y los vulnera. Con Diana lo hizo. Se convirtió, de pronto, en un intento de figura paterna. En una especie de Agamenon para su pequeña Elektra.
Diana no sabÃa que yo compartÃa la cama de su madre, pero quien querÃa explotar los daddy issues era este maldito.
Una ida al cine bastó. Porque sÃ, papá cuida de Diana y su hermana. Pero siempre es en sus términos. No va a ningún lado si no le gusta. Ir a una función de anime era mucho para él. Y Alejandro tomó eso como una oportunidad.
Lo peor es que me lo presumió, por mensaje de WhatsApp, justo después de que todo sucedió. La subió a su auto, le acarició la pierna al iniciar el camino. Al sentirla incómoda, la tranquilizó acariciando su mejilla. Platicaban del amor, de relaciones fallidas. De la vida. De cómo todos sus novios se iban por temor a su papá. Un "yo no le tengo miedo", que era premonición del desastre.
Entre las sombras del cinematógrafo, Alejandro elevó sus atrevimientos. Tomó de la mano a la niña, acarició más arriba de sus piernas. Buscó entre la blusa sus senos. Me imagino a Diana congelada, sin respuesta. Pero con más atención de la que nunca sintió recibir.
Alejandro le robó un beso, que Diana respondió con la torpeza que caracterizarÃa a una niña de su edad y con su inexperiencia.
El beso fue seguido por una ligera, lenta, búsqueda del clÃtoris sobre los pantalones de la nena. Gemidos, besos. El ataque a los titanes dejó de importar. Aunque un muro muy complejo de tumbar ya habÃa caÃdo.
-No hay nadie en casa. Mi mamá se fue con un amigo.
-¿Tu hermana?
-No sé. Creo que también le dijo a mi mamá con una amiga.
-Bueno, podemos ir a tu casa y ser novios. Yo te cuido, no te preocupes.
Llegó a su casa y, de inmediato, la besó con urgencia. Como si fuera a desaparecer de inmediato ante sus ojos. Le devoró todo, desde la boca hasta las piernas, desnudando sus cuerpos rápido para no perder un solo segundo.
Ella estaba curiosa por la verga que tenÃa enfrente. La tocó con timidez.
-Calma. Mira, pon tu mano alrededor. Justo bajo la cabecita.
-¿AsÃ, Ale (recordemos que el profesor no se llama asÃ)?
-SÃ, asÃ. Ahora mueve de arriba a abajo, primero despacio, pero cada vez más rápido. Yo te guÃo, siente cómo me va gustando.
La chaqueta fue intensa, placentera, gloriosa. Entonces Alejandro detuvo la manita de su alumna.
-Métetelo a la boca. No lo chupes. Sólo mételo. Y mueve la cabeza.
-¿Y si no me gusta?
-Es como meterte un dedito, mi amor, calma.
Una mamada muy improvisada, accidentada, sorteó la verga del maestro. Saliva que estaba por asfixiar a la chica, ligeras mordidas. Pero, de nuevo, le excitaba. Porque era él quien daba lecciones en la cama. Ahora a alguien más joven de lo que nunca tuvo.
Se abrió la puerta. Me imaginó a Alejandro se le congeló el corazón, más viendo que se trataba de Andy.
La niña se quedó petrificada viendo a su hermana mayor de rodillas haciéndole una mamada a un señor ya adulto. Quien quiso salir al paso normalizando el asunto.
-Ho... hola, mi amor. ¿Cómo estás?
-B... bien...
-Soy el novio de tu hermanita. Veo que tú también estás igual de chula. ¿Es de familia, verdad?
Andy era más bajita, pero más delgada. Más blanquita, con el cabello tirando a rubio y los ojos más claros. Con cara de niña, niña todavÃa.
-¿Cómo te llamas, amor?
-Andrea
-Quieres ser mi novia, ¿verdad, Andrea?
Andy sólo pudo responder asintiendo con la cabeza. Aún en shock.
-Bueno, mi amor. QuÃtate la ropa.
Quizá la situación fue tan chocante que Andy se vio un poco obligada a todo. Sin nada de ropa, con un cuerpo pequeño, se arrodilló frente al maestro.
-Buena niña, mi amor. Dianita, ¿le enseñas a tu hermana cómo ser mi novia?
Diana no tardó en enseñar cómo masturbar y mamar la verga de su profesor. Era un lujo, un show, un milagro lo que estaba pasando. Dejó de pensar en lo estúpido que era lo que hacÃa, en las posibles consecuencias. Incluso se dio a la tarea de que se turnaran el miembro en sus pequeñas bocas.
Me consta esa imagen porque tomó foto y la guardó para enviarme esa evidencia, en un alarde de presunción que le costarÃa caro. SÃ, ya se pueden imaginar a dónde vamos.
-Bueno, bueno. ¿Quién quiere ser mi primera novia? ¿Tu quieres, Dianita?
Acomodó Alejandro a su alumna sobre su miembro, permitiendo que bajara despacio. El dolor, natural, se fue diluyendo poco a poco. Pero la sensación de shock en Diana no se fue.
-Qué hermosa estás, mi Dianita. ¿Asà te lo imaginaste?
-No, profe, no. Lo imaginé con otro tipo de... de novio.
-No me digas profe. ¿No te gusta?
-No... no, tanto...
Alejandro le dio una bofetada a la chica, quien se quitó de encima de su verga y comenzó a llorar.
-Perdóname, Dianita, perdóname. No fue mi intención pegarte.
Andy le dio un puñetazo por la espalda, respondiendo el maestro empujándola hacia la pared.
La situación se salió de control, asà que no quedaba más que la amenaza: una palabra a alguien y ellas estaban acabadas.
Acabado estaba él, pero todavÃa no tenÃa idea alguna.
>>371538
Yo tengo su whats
>>366127 (OP)
alguien averiguó por whatsapp???
$
Vine acá por un grupo de WhatsApp donde se están burlando de ella ninsabia que existÃa esto lo gracioso es que hasta subÃa fotos saliendo de la casa de uno que trabajaba en el molino todos emparejados casi que un mes después de empaparse con el cabron de george descaradita la muchacha y sube foto después de que le dan webo ya la vi en insta llorando que la conozcan de nuevo que ella cambió y que no es asà ahora entendà porque las publicaciones dando lastima de que ella cambio sapewebo
Actualizando la historia.
Hace unas semanas logré conseguir más fotos de su chat con su ex pareja.
Mientras estaba atento a los pequeños descuidos que tuviese con la laptop ya que se me ocurrió que podÃa revisar su chat, buscar en media y ver las fotos y videos que se enviaban. Entonces un dÃa, ella se fue a entrenar al gym, y de casualidad dejó su laptop encendida. Apenas se fue entre y por suerte dejó en un video en youtube y no se apagó. Esta vez estaba más tranquilo y pude buscar con calma puesto a que ella no regresaria hasta dentro de más de una hora.
Entré a whatsapp para buscar el chat con su ex, despues de revisar y bajar los chats no encontraba. Puesto que lo tenÃa en ocultos.
Por lo que pude entender, solo se hablaban para darse encuentros sexuales, literalmente cada mensaje era una vez a la semana y se decian: podemos coger hoy? he estado nmuy estresada por el trabajo y necesito tener tu pene dentro de mi. Él respondia: sÃ, estaré en el hotel de la otra vez.
Y eso era practicmanete cada mensaje.
En resumen, se hablaban para coger al menos una vez al mes. Obviamente leyendo esos mensajes mi pene estaba duro y echando liquido preseminal, pues en algunos mensajes decia: qué buena reventada de vagina me diste, me gusta esta relacion de sexo que tenemos. Me he acostumbrado a tu pene y cuando me viene mi mes solo pienso y reviso las fotos cuando cogemos.
No tenÃa tiempo de revisar todos los chats y ponerme al dÃa de su ruptura pues no me interesaba, solo querÃa las fotos. Asà que pasé a la parte de ¨media¨ donde se ven todas las fotos y videos que se comparten ambos. Y ahà fue donde pude recolectar ciertas fotos pues solo me dejaba ver de 6 meses atras pero era más que suficiente. En todo ese tiempo habian cogido varias veces y tenÃa buen material para masturbarme. De momento tengo fotos pues lo videos aun no pude descargar, pero sà tengo fotos que logré tomar captura, cargarlo a un usb y pasar las fotos a mi pc. Dejnme decirles que ver esos videos donde cogen me excitó bastante. En una está chupandosela hasta que el chico se corre en su boca y ella le dice que es su perra. Otra en la que él le está metiendo su pene mientras ella está a cuatro patas. Con ese vÃdeo me masturbé, lo puse en pantalla completa e intentar hacer una simulación de que soy el que le está cogiendo. Pero con el que me corrà fue con una donde ella está mostrando sus tetas y su conchita un poco vellluda, en esa no pude aguantarme de ver la vagina de mi hermana en primera plana. Puse la laptop en su cama, me saqué el short y los boxers, estaba desnudo de cintura para abajo. Con una mano en mi pene hice la simulacion de estar sobre ella dandole. Mientras veia el video llego a la parte donde se mete los dedos y allà me dominaron las ganas de volver a imaginarme a ella echada frente mio y yo metiendole todo mi pene. En mi mente ella estaba echada boca abajo y yo encima dandole todo, mi pene no dejaba de expulsar liquido preseminal, mientras hacia los movimientos de estar cogiendomela en esa postura. Finalmente, siento como un largo y fuerte chorro cae sobre su cama. Fueron 3 chorros de bastante semen sobre su cama. Me senté y no pude creer que acababa de echar mi semen sobre la cama de mi hermana, ahora que lo pienso debà hacerlo en un de sus calzones. Cambié las sabanas, y las puse a lavar.
Ahora un poco más tranquilo, borré la evidencia de las descargas en su laptop y dejé todo como estaba.
Tengo las fotos y videos pero no sé cómo subirlos por aquÃ. Por favor, ayudenme con eso y subo lo que encuentro para que puedan masturbarse. Estaré revisando todos los dÃas para no perder la ilacion del tema. Sigan comentando sus experiencias, más adelante les contaré otra más si es que descubro nuevas converesaciones. Saludos
>>360347
Nose a ese pero a mi sà me cagó, hablale al whatsapp que ella te contesta y decime cómo te va, defender acá y pedir pero no ir a buscar es de vivito