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El cabrón me envió los mensajes presumiendo su "hazaña", así como la imagen de las dos nenas a su merced, mientras yo tenía a la madre de ambas durmiendo en mi pecho.
Se me heló la sangre y luego se incendió en ira. Pero no hice nada. No era el momento. No quería terminar con una tarde que estaba siendo genial para mí.
La dejé frente a su casa y, de la nada, se me ocurrió decirle:
-Si llega a pasar algo, si necesitas algo, aquí estoy para ti.
-Cálmate, intenso, jajaja. Está bien. Pero acuérdate que no soy tu novia, más bien tú eres mi nalga.
-Aún así. Me gustas un chingo, pero te aprecio. Eres una mujer chingona. Fuera de las cogidas que nos damos, cuentas conmigo.
-Sí, mi "cuchurrumín". Sí, mi "amorcito". Jajaja.
Un beso apasionado, juguetón, cerro nuestro encuentro. Volví a casa.
Lo sucedido no salió de mi cabeza. No pude dormir. No paraba de pensar en que, si bien Alejandro había roto muchas barreras, esto ya era demasiado.
¿O era que yo estaba enculado con la madre de las niñas y en realidad no era tan importante como todas la veces anteriores?
-Andrea, necesito que veas algo. Llámame en cuanto puedas.
Ese mensaje salió tirando a las cuatro de la mañana. Alejé mi celular esperando que fuera al otro día que tuviera respuesta.
No pasaron ni cinco minutos.
-Cabrón, ya duérmete.
-Ven a mi casa.
-Wey, cogimos chido hoy. Me acomodaste rico el útero. Sé que estoy rica, pero aguanta, no mam...
-Ven a mi casa. Es serio.
-No vayas a salir con una mamada, cabrón.
-Si saliera con una mamada no te estaría pidiendo que vinieras. Ni siquiera tiene que ver conmigo. Son Diana y Andy.
-¿Las niñas? Se quedaron dormidas luego de que fueron a ver a sus amigas hoy.
-Ven a mi casa. Tenemos que hablar. Por el bien de las niñas.
-Voy allá. Pero no me salgas con chingaderas.
-Eso es lo peor. Es una chingadera.
Llegó. Vestida con pants. Hermosa pese a no tener una gota de maquillaje y su rostro tanto somnoliento como enfadado.
-Espero sea importante, cabrón. ¿Qué pedo con las niñas?
-Alejandro, tenías razón.
-¿Qué hizo ese hijo de puta?
La invité a pasar y a tomar asiento. Le mostré los mensajes, la foto. Un grito de furia, maldiciendo a toda divinidad posible, inundó mi casa.
-¿Tú sabías, cabrón? ¿Por qué te manda estos mensajes?
-De ellas no sabía. Sé que se liga a alumnas, pero no que iba por tus niñas.
-Pero si Diana acaba de... Y Andrea ni siquiera...
-Lo sé, lo sé. Por eso no vi peligro. Suele ir por las que recién salen. No imaginé que se pasara así de verga. Estoy bien pendejo, la puta madre.
-No, no eres un pendejo. Bueno, sí. Igual que yo y que todos. Sólo es que eres hombre y no te das cuenta de que, toda mujer, tiene mil vergas apuntando hacia ella. Hasta la más chiquita de las niñas tiene un puerco deseándole meter el pito. Pero, bueno, ese pendejo es pendejo, culero y bastardo. Aguántame, tengo que hacer una llamada.
Andrea se levantó, marcó un número. El tono se volvió más sumiso, extrañamente suave y tierno. Era claro que buscó al papá de sus hijas, en una charla que empezó seria, se tornó fúrica y terminó con mi amante en un extraño tono apacible.
Le dio mi ubicación. En minutos tocaron la puerta. Era él. Moreno, más bajo que yo. Hosco. Sé que podría partirle la madre, pero sus facciones me hacían sentir que no era una buena idea. Mucho menos en ese fuego de furia que traían sus ojos esa noche.
-Buenas noches, profe. Quiero que me diga dónde vive ese cabrón.
No supe qué contestar. Entonces Andrea me tomó del hombro y me dijo sin chistar.
-Más te vale que lo digas. No estamos jugando. No te preocupes, no le va a pasar nada que no se merezca.
El papá de las niñas era electricista. Bueno. Caro. Pero también era hijo de un ex judicial que se sacrificó para ir a prisión hace 25 años en un caso que implicó a policías corruptos y narcotraficantes. Todo esto a cambio de protección a su familia y estímulos económicos permanentes.
La policía judicial federal le debía favores eternos. La maña también. Solía cobrar con una especia de pensión que primero era para el hijo. Nunca tocó el movilizar a nadie. Al parecer sería para sus nietas.
La policía estatal hizo una redada en el departamento de Alejandro. Apenas amanecía y en el departamento estaba Linda. Quizá había pasado la noche con él, buscando desquitar la calentura inconclusa. Lo arrestaron argumentando abuso infantil, en el que inculparon a la chica que lo acompañaba.
Eso obligó a las autoridades locales a enterarse de la detención y actuar. Pero, sobre todo, de lo que estaba por ocurrir con el maestro.
Andrea no me quiso contar nada. Nos seguimos llevando bien, pero tomé mi distancia. Nunca sentí más miedo que esa noche.
No lo mataron, pero lo destruyeron. Cuentan los rumores que, entre la mañana de su detención y su presentación ante el juez, Alejandro fue golpeado, castrado y torturado. Tanto por policías como por miembros locales de un cártel. Cuando lo presentaron ante la prensa y la autoridad, no hizo mucho por defenderse. Ningún abogado aceptó tomar el caso. Nadie quiere tener fama por defender a un violador de menores.
Testificó, confesó el caso. Una por una de sus jóvenes amantes. Fue un desastre de relaciones públicas para la preparatoria, la cual se lavó las manos y la reputación señalando que fue la misma institución quien hizo la denuncia a la policía. Yo, simplemente, no dije más nada. Sólo me confesé ante Elizabeth. Ni siquiera pude coger con ella ese día.
Linda fue mandada a estudiar a la capital. Lourdes fue a visitar a Alejandro un día. Samantha desapareció y dejó de tener contacto, sólo sabemos de ella por su activismo. Viviana es estudiante universitaria de veterinaria. Diana se fue a estudiar a Canadá junto con Andy. Lejos de la vergüenza.
El caso fue olvidado por la prensa nacional y la local lo trata como un caso donde la institución salvó a sus alumnas de un maniático sexual. Nadie defendió a Alejandro, quien fue torturado muchas veces dentro de prisión.
Especialistas psiquiátricos intentaron verlo, pero ciertos grupos con poder allá adentro lo impidieron a toda costa.
Incluso, dicen los especialistas, que cuando intentó colgarse cortaron con un cuchillo la manta que trató de usar. Acto seguido le dieron una golpiza.
Alejandro está allá adentro, todavía. Le dieron como 13 años. Le queda cerca de una década en lo más profundo del infierno, a menos que a alguien se le pase la mano en la tortura y termine con su miseria.
Puedo contar más de lo que fueron sus amoríos dentro del plantel. Pero veo que con esto, quizá, están satisfechos.
Buenas noches. Buena suerte.
Abrazados en la cama, Andrea me contó de su familia. De lo brillante que es Diana. No sólo en la escuela, sino fuera. Hacía danza foclórica desde muy chica y estaba por entrar al ballet del Gobierno Estatal de tan dedicada que era. Andy, en cambio, no era tan estudiosa pero era más creativa. Se metió a clases de música y pintura, con conciertos ya en varios lugares y exposiciones en otros espacios. Apenas tenía 13 años.
Sin embargo, hubo un tema que llamó mi atención: "el profe de mate" buscaba acercarse mucho a Diana. Era muy amable, pero también un poco encimoso. A Andrea eso no le parecía tan adecuado, pero parece ser más un tema de actitud que de peligro.
Las mujeres saben. Más una como Andrea, que seguro lidia día sí y otro también con gente más cabrona que bonita queriéndole meter la verga. Yo estoy idiota, pensaba en que Linda era demasiada pieza para Alejandro. Tanto que no sería tan pendejo para buscar al alguien más.
Ambos estábamos equivocados. Yo en no ver la señal, en dejar ese tesoro que ya tenía.
-Yo creo que no tenemos que repetir esto, Andrea. No estaría bien para la niña.
-Sólo te pido que no seas pendejo y que nadie se entere. Quiero esa pinche verga y esa boca para mí. Mientras no me metas en un desmadre, mi pucha te está esperando.
No tuvo que decir más, volví a comenzar a besarla al punto de que nos calentamos de nuevo. Mi verga estaba parada y ella pidió que le demostrara que ella era mía.
Hice lo primero que se me ocurrió para exhibir dominio: romperle el ano. Le metí la verga de una sola embestida, sin preocuparme nada. Andrea gritó, manoteó, quiso soltarse. Pero nada.
-You belong to me, slut. Your ass is mine. Your body is mine. You belong to me.
-Hijo de puta, mi culo.
-Me pediste que te demostrara que me pertenecías. Bueno, tu culo es mío. Y tú también.
-Sí, teacher. Soy tuya. Mi culo es tuyo. Para eso estamos las putitas, para que nos rompan el culo.
Me vine, sin condón, dentro de su ano. Ella también tuvo otro par de orgasmos antes de quedarnos dormidos. Las niñas estaban con su papá, así que nadie se preocupó por volver a casa. Sólo una llamada de buenas noches, sin decir que yo estaba ahí.
Fuimos amantes por mucho tiempo. Cada que las niñas iban a visitar a su padre, nos escapamos para tener sexo. Ella era una maestra en lo suyo y le daba guerra. Dominante natural, pero le gustaba ponerme a prueba con el fin de que yo la domara. Lograrlo era recompensado con orgasmos sucios y demoledores.
Diana se inscribió en la preparatoria y le di clases. Era divertido ver sus trabajos con dibujos de anime en los márgenes, sintaxis y ortografía perfectas. Elizabeth se había convertido también en una profesora cercana, como dos fans de las cosas raras...
...y también estaba Alejandro. Buscando un resquicio, una apertura para hacerla suya. Lo consiguió.
Alejandro es un cabrón, pero es un genio que conoce a las mujeres que le vienen bien. Utiliza sus defectos, sus puntos flacos y los vulnera. Con Diana lo hizo. Se convirtió, de pronto, en un intento de figura paterna. En una especie de Agamenon para su pequeña Elektra.
Diana no sabía que yo compartía la cama de su madre, pero quien quería explotar los daddy issues era este maldito.
Una ida al cine bastó. Porque sí, papá cuida de Diana y su hermana. Pero siempre es en sus términos. No va a ningún lado si no le gusta. Ir a una función de anime era mucho para él. Y Alejandro tomó eso como una oportunidad.
Lo peor es que me lo presumió, por mensaje de WhatsApp, justo después de que todo sucedió. La subió a su auto, le acarició la pierna al iniciar el camino. Al sentirla incómoda, la tranquilizó acariciando su mejilla. Platicaban del amor, de relaciones fallidas. De la vida. De cómo todos sus novios se iban por temor a su papá. Un "yo no le tengo miedo", que era premonición del desastre.
Entre las sombras del cinematógrafo, Alejandro elevó sus atrevimientos. Tomó de la mano a la niña, acarició más arriba de sus piernas. Buscó entre la blusa sus senos. Me imagino a Diana congelada, sin respuesta. Pero con más atención de la que nunca sintió recibir.
Alejandro le robó un beso, que Diana respondió con la torpeza que caracterizaría a una niña de su edad y con su inexperiencia.
El beso fue seguido por una ligera, lenta, búsqueda del clítoris sobre los pantalones de la nena. Gemidos, besos. El ataque a los titanes dejó de importar. Aunque un muro muy complejo de tumbar ya había caído.
-No hay nadie en casa. Mi mamá se fue con un amigo.
-¿Tu hermana?
-No sé. Creo que también le dijo a mi mamá con una amiga.
-Bueno, podemos ir a tu casa y ser novios. Yo te cuido, no te preocupes.
Llegó a su casa y, de inmediato, la besó con urgencia. Como si fuera a desaparecer de inmediato ante sus ojos. Le devoró todo, desde la boca hasta las piernas, desnudando sus cuerpos rápido para no perder un solo segundo.
Ella estaba curiosa por la verga que tenía enfrente. La tocó con timidez.
-Calma. Mira, pon tu mano alrededor. Justo bajo la cabecita.
-¿Así, Ale (recordemos que el profesor no se llama así)?
-Sí, así. Ahora mueve de arriba a abajo, primero despacio, pero cada vez más rápido. Yo te guío, siente cómo me va gustando.
La chaqueta fue intensa, placentera, gloriosa. Entonces Alejandro detuvo la manita de su alumna.
-Métetelo a la boca. No lo chupes. Sólo mételo. Y mueve la cabeza.
-¿Y si no me gusta?
-Es como meterte un dedito, mi amor, calma.
Una mamada muy improvisada, accidentada, sorteó la verga del maestro. Saliva que estaba por asfixiar a la chica, ligeras mordidas. Pero, de nuevo, le excitaba. Porque era él quien daba lecciones en la cama. Ahora a alguien más joven de lo que nunca tuvo.
Se abrió la puerta. Me imaginó a Alejandro se le congeló el corazón, más viendo que se trataba de Andy.
La niña se quedó petrificada viendo a su hermana mayor de rodillas haciéndole una mamada a un señor ya adulto. Quien quiso salir al paso normalizando el asunto.
-Ho... hola, mi amor. ¿Cómo estás?
-B... bien...
-Soy el novio de tu hermanita. Veo que tú también estás igual de chula. ¿Es de familia, verdad?
Andy era más bajita, pero más delgada. Más blanquita, con el cabello tirando a rubio y los ojos más claros. Con cara de niña, niña todavía.
-¿Cómo te llamas, amor?
-Andrea
-Quieres ser mi novia, ¿verdad, Andrea?
Andy sólo pudo responder asintiendo con la cabeza. Aún en shock.
-Bueno, mi amor. Quítate la ropa.
Quizá la situación fue tan chocante que Andy se vio un poco obligada a todo. Sin nada de ropa, con un cuerpo pequeño, se arrodilló frente al maestro.
-Buena niña, mi amor. Dianita, ¿le enseñas a tu hermana cómo ser mi novia?
Diana no tardó en enseñar cómo masturbar y mamar la verga de su profesor. Era un lujo, un show, un milagro lo que estaba pasando. Dejó de pensar en lo estúpido que era lo que hacía, en las posibles consecuencias. Incluso se dio a la tarea de que se turnaran el miembro en sus pequeñas bocas.
Me consta esa imagen porque tomó foto y la guardó para enviarme esa evidencia, en un alarde de presunción que le costaría caro. Sí, ya se pueden imaginar a dónde vamos.
-Bueno, bueno. ¿Quién quiere ser mi primera novia? ¿Tu quieres, Dianita?
Acomodó Alejandro a su alumna sobre su miembro, permitiendo que bajara despacio. El dolor, natural, se fue diluyendo poco a poco. Pero la sensación de shock en Diana no se fue.
-Qué hermosa estás, mi Dianita. ¿Así te lo imaginaste?
-No, profe, no. Lo imaginé con otro tipo de... de novio.
-No me digas profe. ¿No te gusta?
-No... no, tanto...
Alejandro le dio una bofetada a la chica, quien se quitó de encima de su verga y comenzó a llorar.
-Perdóname, Dianita, perdóname. No fue mi intención pegarte.
Andy le dio un puñetazo por la espalda, respondiendo el maestro empujándola hacia la pared.
La situación se salió de control, así que no quedaba más que la amenaza: una palabra a alguien y ellas estaban acabadas.
Acabado estaba él, pero todavía no tenía idea alguna.
>>374263
no amigo jakfjkds que pasó
se cogió a tu hermana o a tu madre el gordo? pq tanta bronca chabón?
pagar por sexo es de fraca, para algunas personas (solo los que no tienen un mango), al menos el chabón se coge minas buenas, aunque sea re aburrido el garche
>>374425
si me imagino ! es demasiado trabajo editar cada video para que quede mas o menos y no pase mas pena de la que esta pasando en los videos de este gordo marico con el vph en el guevo! lo unico bueno son las jevitas que contrata!
Quieren saber el destino del profesor. Está bien, lo contaré. Pero será un episodio un tanto largo. Además tendré que saltarme situaciones y momentos que, quizá, les parecerían más eróticos. Pero a los clientes lo que pidan.
Alejandro, como llamaremos a mi colega a partir de ahora, se pasó algunos años aprovechando esa cercanía con chicas jóvenes para cazar y conquistar.
Sin embargo, era inevitable que su racha, su adicción, terminaran por arruinarlo. Lo peor es que era en un momento donde parecía estar muy tranquilo.
Alejandro se estaba cogiendo a la que, para mí, es la más linda de sus conquistas. Linda, justamente, era su nombre. Delgada, casi uno ochenta, cuerpo de muñeca. Blanca y de ojos verdes, con cabello negro. Senos medianos y redondos, con un trasero bonito. Era un dulce a la vista, la chica popular de la preparatoria. Una aspirante a modelo e hija de una familia de políticos locales. Media escuela iba tras de ella. Pero su cuerpo le pertenecía a Alejandro.
No fue ella quien lo hundió. Más bien, de quedarse con ella, la vida hubiera sido benévola con él. Como dije al principio: saltar sus propios límites lo llevó a la perdición.
La pandemia provocó un abandono total en el sistema educativo. En especial el público. Los profesores de niveles básicos fueron obligados a dar un 8 de calificación, fueran o no fueran. Sin embargo, las pruebas estandarizadas para ingresar a preparatoria no cambiaron. Los chicos, por tanto, iban a perder medio año o más de conocimiento primordial.
La directiva de nuestra preparatoria ideó un plan: un curso intensivo gratuito que regularizara a los alumnos de tercer año en inglés, matemáticas y español. A través de Google Meet una sesión cada tercer día, la cual además tendría como finalidad "enamorar" de nuestro sistema a potenciales alumnos. Otra orden era buscar reclutar a estudiantes estrella a toda costa.
Es ahí donde yo me termino de involucrar. Yo fui quien dio inglés. Alejandro, naturalmente, enseñó matemáticas. Debo admitir que era muy tedioso ganarse el interés de chicos a los que les daba igual estar allí o no. Algunos iban una o dos sesiones y las abandonaban. Era gratis, no les importaba una mierda.
Diana, en cambio, era diferente. Una niña de tez morena clara, con el cabello castaño lacio a los hombros. Una mirada avellana y una boca redonda. Sonrisa tierna pero cínica. Se veía más grande, pero cuando usaba sus gafas para la computadora era cuando notabas que era una niña que ni siquiera había cumplido los 15 años.
Una mente vivaz, que captaba los juegos de palabras, idioms y demás recursos lingüísticos a la primera. La profesora de español, Elizabeth (una gordibuena punky que estuvo en mi cama por un one night stand el primer semestre que dio clases), narraba que Diana la sorprendía con los libros que había leído en secundaria. Que su lectura no era de Harry Potter, sino que era una apasionada de Jane Austen y Edgar Allan Poe. Una nena rara que, además, hacía bromas acerca de personas de anime masculinos teniendo relaciones amorosas en medio de mis sesiones. Una fujoshi, vamos.
Era alumna de excelencia cuyas calificaciones eran perfectas durante los tres años de secundaria. Era una niña prodigio y era obligado tenerla en la matrícula. Por tanto, me di a la tarea de contactar a sus padres.
Me voy a desviar un poco porque vale la pena. Porque igualmente da material para sus mentes perversas como para explicar qué demonios tengo que ver en este desastre.
Andrea, la madre de Diana, tuvo a la niña muy joven. Incluso tuvo una segunda hija, a quien llamaremos Andy. Andy estaba por entrar a secundaria, así que estaba experimentando dos transiciones escolares importantes.
Andrea empezaba sus 30's, yo los terminaba. Cabello negro, piel blanca. Ojos negros. Una boca pequeña. Nalgas duras y una piernas largas siempre rematadas en botas negras. Ya sea de piel o de terciopelo. Era raro verla con otro calzado.
Con todo y que tuvo a Diana empezando la preparatoria, Andrea se conservaba muy guapa. Hacía ejercicio para recuperarse de una complicación en su segundo parto. Además, terminó su licenciatura en derecho y su especialidad laboral. Demandas a patrones o empleados flojos un día y otro también. Se hizo de un nombre en el juzgado local. No sé si de amantes, no me parecería extraño. Era una hembra de aquellas que vez en una oficina y te obliga a mirar, aunque sea haciendo todo esfuerzo por disimular.
Andrea nunca iba sola cuando se trataba de las niñas. Si bien se separó del papá de sus hijas, éste siempre vio por ellas. La versión oficial es que era un electricista muy bueno, con chambas recurrentes en la capital y muy bien pagadas. El desastre nos mostraría que, en realidad, el dinero venía también de otros lados.
Andrea y el tipo tronaron cuando éste le propuso una relación poliamorosa. A ella no le latió la idea y, simplemente, dejaron a cada uno ser. Las niñas nunca se enteraron de la vida sexual de cada uno, no era su asunto. Era un tema a cuidar.
Un café hablando del enorme potencial de Diana, el cual ya era conocido para sus padres, se convirtió en una invitación a uno más. Pero para Andrea solamente. Una invitación a un café extra se volvió uno a bailar. Otro a cenar. Y de la cena pasó a llamar a un Uber que nos dejara frente a un hotel.
Tan pronto cerré la puerta de la habitación detrás de nosotros, me fui hacia su cuello. Comencé a besar y lamer la piel desde sus homóplatos hasta sus orejas, escuchando tenues gemidos de excitación y una respiración entrecortada. Hundí mis manos en su cintura, bajo su ropa. Cintura más breve de lo esperado, abdomen plano y fuerte. Musculoso, diría yo. De ahí subí a sus senos, buscando arrancar como fuera posible ese sosten. Obvio ella tomó mi camisa y, sin dudarlo, le reventó los botones. Se fue con todo hacia mi pecho, mientras yo desabotonaba sus pantalones y los bajé para acariciar sus nalgas. Paraditas, redondas, grandes, proporcionadas con sus piernas gruesas y musculosas. Estéticas. Lencería negra. Cuerpo depilado. Ella ya sabía. Yo era la presa.
Yo me quedé embobado con sus senos, pero ella apartó mi rostro de ellos, me dio un beso en los labios y bajó a mi verga. La cual mamó despacio, de rodillas, mirándome, mientras yo disfrutaba ese espectáculo de lujo frente a mi con el miembro ya erecto.
-Qué pinche vergota, mi amor.
-Toda pinches tuya, mamita.
-¿Así me va a hablar, teacher?
-Do you want to talk dirty, bitch?
Ella misma se puso de pie y me arrojó a la cama. Sin darme oportunidad se tomó uno de los condones que compramos y, con maestría, lo colocó usando su boca. Semejante perra era una especialista, pero yo sabía como dar batalla.
Me senté en una silla de madera que estaba frente al espejo. Cargué a Andrea y, con las piernas abiertas, la senté frente a mí mientras la penetraba. Ella comenzó a moverse con rapidez, buscando mi orgasmo rápido. Pero no contaba con mis contoneos bajo ella, buscando hurgar profundo.
-Dime que tu verga me pertenece, teacher.
-My dick is yours, you dirty slut.
-Deme de nalgadas, castígueme, no mame, deme con todo.
La silla crujía y amenazaba con romperse por el peso de ambos, así que la cargué y la coloqué de misionero sobre la mesita improvisaba frente al espejo. Nunca dejé de acariciar su culo, besar sus labios e intentar lamer sus pezones. Incluso dí masaje a su clítoris. Esa posición quedaba perfecta para mis casi 1.90. Ella me abrazaba con las piernas, yo metía y sacaba mi verga.
-You are mine, bitch. You are fucking mine.
-Dígame lo que quiera, teacher. Con esa verga hasta en chino me lo cojo.
-¿Sabes cómo se dice 99 en Chino?
-¿Ca chi chen? No perras mames, pendejo. Jajaja. Te mamas.
Esa risa, sumada a gemidos de placer, se combinó con un orgasmo increíble donde cada músculo tuvo a bien retorcerse. La sentí presionar mi cuerpo con sus piernas y a mi verga con su vagina. El humor relajó una aparente intención de esperar más para dejarse venir. Yo, triunfante, también terminé.
Atiendo boludos, vamos de a dos
>>374366
Vos también aprendé a usar el diccionario. Soy gordo y travesti pero no soy un delito violinazo. Ya te caerá la gorra.
>>374505
Soy gordo con tetas de mandril y miro "pibitas" como las llamas vos. Cual es el problema? cuando hay gente que la paja le afecta hay que remarcarlo. Te reis solo como el otro porque ni vos te crees los comentarios.
Para los dos: tengan cuidado después terminan como Corazza
Aqui no estamos para juzgarla moralmente, literalmente esto es para jalarsela.. si hay contenido súbanlo que por más perra y desgraciada que sea lo que buscamos es verla desnudas y guarreando nomas..
>>31765
Como se nota que hablas sin conocerla kjjj la conozco hace años y fuimos medio cercanos un tiempo, la mina esta lo que menos hace es ser puta, se nota que nunca viste a una puta o la flaca te rechazo y quedaste ardido gordo
>>41070
no me parece fea pero si es verdad que cambia totalmente a lo que es cuando sale con filtro y angulo de camara favorable, destaca mucho su menton cosa que en fotos lo disimula bien
>>374135
ahora le digo al op que lo escriba en el cielo asi lo ves pedazo de gordo marmota cementerio de ravioles